Recientemente hemos hablado del papel de la tecnología en la auditoría. Vamos a despejar ahora una de las principales inquietudes que genera la rápida evolución de la tecnología: ¿Veremos nuestros puestos de trabajo amenazados?
Actualmente nos encontramos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial. Es decir, continuamente vemos nuevas formas en las que la tecnología se integra en las sociedad. Se están produciendo avances tecnológicos en diversos campos, como la robótica o la inteligencia artificial.
Esto no significa que nuestros puestos de trabajo estén pendiendo de un hilo. Nuestro objetivo es identificar las labores donde nuestro aporte es fundamental. Por lo tanto, lo natural es pensar que los avances tecnológicos van a realizar todas las tareas donde no se puede aportar valor adicional, permitiendo focalizar nuestros esfuerzos en otras tareas y logrando un mayor grado de excelencia.
Si analizamos las actividades susceptibles de ser realizadas por la tecnología, encontramos las siguientes: gestionar bases de datos y ficheros, escanear información de la web o realizar cálculos y conexiones con diferentes aplicativos.
En resumidas cuentas, todas las tareas que puedan ser automatizadas pueden ser realizadas por robots. Es decir, actividades repetitivas, estructuradas y basadas en reglas.
No obstante, la automatización requiere de un trabajo previo por parte de la empresa. En primer lugar hay que identificar los procesos que pueden ser automatizados. En la mayoría de los casos las empresas necesitan de un agente externo con experiencia para lograr que la automatización de los procesos sea un éxito.
Por tanto, es de esperar que la automatización nunca implique la desaparición de las tareas humanas que aportan valor añadido. En este sentido desde Laney aconsejamos adecuar la estrategia a cada caso particular para conseguir la excelencia en los procesos.
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